Comenzando con lo que se desarrollaba desde fines del 1800, la moda de la ostentación se traslada hasta la primera década del siglo XX como resultado de continuar con las costumbres de exponer la riqueza y la extravagancia. Nuevos estilos de sombreros, como el marinero, se impusieron en la sociedad y fueron utilizados para distintas actividades de recreación como el tenis, caballería y criquet.
Luego vendría la influencia del ballet ruso, imponiendo un punto de vista totalmente diferente y apagando los colores hasta un tono pastel, cambio que daría con la sepultura momentánea de los colores llamativos. Solo algunos colores brillantes o rayas de franela fueron utilizados para actividades que no requerían formalidad.
En estos años, los trajes se componen de tres piezas. En la parte superior se encontraban el chaleco y su correspondiente capa en combinación con la parte inferior, compuesta por el pantalón hasta los tobillos.
Moda en 1920
El fenómeno de la unificación de clases se daría en 1920, periodo en que las consecuencias de la guerra se trasladarían a la expresión en la indumentaria, prendas que eliminan creencias preestablecidas. Se establece un nuevo estilo y se abandona el dress code demasiado formal. De este modo, el look deportivo gana terreno y se propone un gran abanico de opciones.
Uno de los hechos más destacados de la década del ’20 es el surgimiento de los pantalones Oxford, más amplios y prohibidos en la universidad que lleva su nombre por la extrema informalidad que desprendían. El corte limpio, la esbelta silueta y las raíces de estos tiempos se rememoran en la actualidad y toman algunos elementos para el vestir de estos días.
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